Los dos últimos años, y el que llevamos de este 2022, sin lugar a duda están siendo más difíciles para el sector de la logística a nivel mundial. Una constante prueba de fuego para demostrar su capacidad de resiliencia ante las numerosas adversidades que se ha encontrado por el camino: una pandemia, fuertes temporales como Filomena, cuellos de botella en los principales puertos marítimos, escasez de contenedores, escasez de conductores, puesta en marcha del brexit y un largo etcétera que ha puesto en el foco de la opinión pública, como en pocas veces ha ocurrido, el concepto de “cadena de suministro”, concepto hasta ahora muy poco conocido.
Durante la pandemia del coronavirus la logística ha estado en más presente que nunca, ya no sólo en entornos profesionales, sino también en entornos más coloquiales. Durante los primeros meses de la pandemia se produjo un aumento repentino en la demanda de productos sanitarios y de primera necesidad como, por ejemplo, alimentos, geles hidroalcohólicos, respiradores, mascarillas, que supuso todo un desafío para el sector.
A su vez, con el confinamiento de la población se produjo un incremento enorme de las ventas online, esta circunstancia, que se ha quedado con nosotros, también ha obligado a las compañías a reestructurar sus estrategias de distribución, transporte y almacenamiento a fin de gestionar la logística asociada a las ventas por internet con el mayor éxito posible. Una variable que no se puede olvidar es el enorme esfuerzo que los transportistas y las personas que trabajan en los almacenes hicieron para que todo fluyera adecuadamente, si bien hubo un riesgo muy elevado en la salud y la seguridad de los trabajadores del sector a lo largo de toda la cadena de suministro.
Por si esto era poco, la logística se tuvo que enfrentar a unos de los retos más grande a los que se ha enfrentado la humanidad: la distribución de la vacuna del coronavirus. Una vez más todos las empresas y sus directivos y trabajadores del sector se pusieron en marcha por tierra, mar y aire para garantizar que las vacuna llegará a todos los rincones del planeta, y como no puede ser de otra forma, la distribución, transporte y almacenamiento de la vacuna covid 19 ha sido, y sigue siendo un éxito.
Es cierto que la crisis derivada del covid 19 aún no la podemos dar por cerrada, y más después de las noticias que nos llegan de China donde se están volviendo a cerrar puertos de mercancías y confinando ciudades enteras, pero, además, si todo lo anterior no fuese suficiente, nos encontramos ahora inmersos en el conflicto bélico más importante en el corazón de Europa desde la segunda guerra mundial cuyas consecuencias, muy probablemente, estemos lejos de prever, ni pronosticar. Esto provoca que las cadenas de suministro globales, aun resentidas por la pandemia y sin haber recuperado sus niveles de operatividad previos a la COVID-19, se encuentran nuevamente tensionadas por las consecuencias que la guerra de Rusia contra Ucrania genera en nuestro mapa geopolítico.
En la actualidad se están produciendo una serie de hechos que producen una distorsión de las cadena de suministro, tanto globales, como locales, así por ejemplo en el ámbito internacional se está produciendo un desvío de rutas marítimas para mantenerse alejadas del conflicto, el coste de los fletes y de los seguros de transporte, fundamentalmente marítimo se siguen incrementándose, los costes de energéticos y de los combustibles, que afectan a todos los modos de transporte están inmersos en una escalada sin fin, jay falta de algunos suministros provenientes de la zona del conflicto.
Podemos decir que prácticamente todos los sectores de actividad se están viendo muy afectados por este conflicto, destacando por encima de todos tres sectores de actividad por encima del resto: alimentación, automoción y energía.
No cabe duda de que ante un conflicto armado como el que estamos viviendo, la pérdida de vidas humanas y el éxodo masivo de personas huyendo del horror de la guerra son las principales y más terribles consecuencias que se puedan derivar de este conflicto, sin que haya espacio para algo más importante. Pero también es cierto que la guerra tiene y tendrá un impacto y unas consecuencias sin precedentes en la economía global que con toda seguridad durará años y que su efecto dependerá del tiempo que dure está guerra
A lo largo de la historia la logística y el transporte y el funcionamiento de las cadenas de suministro han demostrado su capacidad de resiliencia, estoy convencido que el sector nuevamente lo demostrará, la capacidad de adaptación y la flexibilidad en cada situación harán que esto vuelva a suceder una vez más, está vez además contamos con dos aliados de lujo, la tecnología que hacen más flexibles y maleables a las cadenas de suministro, por otro el enorme capital humano y talento que tiene el sector, y que ha demostrado en los últimos años su profesionalidad y su capacidad de sacrificio.

Gabino Diego Díaz
Fundador y CEO de Foro de Logística